Aromas

Como cada mañana, alli estaba, en el metro, temprano, con las legañas todavia pegadas a los ojos, agarrado a la barra con la mirada perdida y mirando al suelo repasando el trabajo que aquel dia iba a tener, pensando en mis cosas esperando que el trayecto no se haga pesado, en el metro hace calor y es un engorro empezar a quitarse ropa, el abrigo, el maletin, el jersey...al final siempre acabas pensando en frio y en que no hay calor.
Las paradas avanzan, dejo atras estaciones, el vagon cada vez se llena mas de gente y voy quedando arrinconado contra la puerta del vagon que nunca se abre a lo largo de mi trayecto, miro al suelo, estoy demasiado dormido, no pienso en nada, y en todo a la vez. De vez en cuando levanto la cabeza y miro por que estacion vamos, miro a la gente que entra en el vagon o simplemente veo las espaldas frente a mi esperando que llegue su estacion para salir, todos me dan la espalda y yo... yo solo miro al suelo, es demasiado temprano.

Vuelven a abrirse las puertas sale gente entra gente y de repente, alguien queda pegado a mi, no es extraño el vagon va a rebosar, es hora punta y todo el mundo va a trabajar, lo extraño es que vaya pegada de frente a mi, la figura que hay frente a mi no me da la espalda, veo la punta de sus botas en el suelo frente a mi, son botas de mujer, intento acomodarme y dejar algo de espacio, coloco mi bolsa, recojo mi abrigo y subo la mirada, una chica joven esta frente a mi, la gente de nuestro alrededor nos da la espalda, ella mira al suelo, viste de oficina, no demasiado formal, una falda por la rodilla, unas botas altas y una blusa blanca de manga corta, en una mano un bolso y en la otra el abrigo. Nuestros cuerpos estan pegados, pero nuestras miradas se dirigen al suelo.
Vuelvo a bajar la mirada y me sumerjo de nuevo en mis pensamientos, el trayecto sigue y aun quedan unas cuantas paradas, pueden parecer pocas pero ... cuando vas dormido y sin ganas de ir a la oficina, ese trayecto se hace eterno.
De repente el tren coje una curva, la misma de cada mañana, a alta velocidad todos se balancean, surgen manos de la nada que se agarran donde pueden para no caer, levanto la cabeza y aquella chica frente a mi cae sin querer sobre mi pecho posando su mano sobre mi hombro, levanta los ojos del suelo y nuestra mirada se cruza por unos instantes. Huele bien, su pelo a recien lavado y su cuello a perfume, un perfume que me recuerda a algo pero no se a que en ese momento. Es como un flash, todo sucede rapido ahi afuera y lento en mi mente. Nos volvemos a incorporar y me pide disculpas, mientras sigo pensando en el olor de aquel perfume.

Llego a mi parada y mientras intento que no se me quede nada en el vagon noto que mi compañera de viaje se gira dispuesta a salir, nos bajamos en la misma parada. Sin querer y mientras el tren se detiene, me acerco demasiado a ella y mi cuerpo choca con el suyo al frenar, me disculpo y ella me mira con una sonrisa en la boca, de nuevo el olor a limpio de su pelo. Salimos del tren y pierdo la pista de mi acompañante, de nuevo las prisas, la carrera, las escaleras y el stress de la hora punta.


Vuelvo al trabajo, me encuentro de nuevo en el vagon, como siempre, esta vez tengo el periodico, ese periodico que distrae el sueño y hace que no me quede dormido en el trayecto.Lo tengo frente a mi, como puedo, incomodamente, como apoyado en la espalda de la persona que esta frente a mi, pasan las estaciones, no se por cual voy, estoy centrado en mi lectura. De repente noto movimiento, se baja la gente sube otra tanta mas, menos espacio, mas calor, mas apretados y una mano baja mi periodico, se que molesto pero me da igual, miro al suelo intentando dejar el periodico a un lado y... esas botas me suenan, dejo el periodico, levanto la cabeza y ahi esta ella de nuevo, ese mismo olor, esa misma mirada esa misma sonrisa. Cambio mi cara, y pido disculpas si la he molestado con el periodico. Me pongo nervioso y miro a mi alrededor, todo el mundo me da la espalda menos ella, seria mucho mas comodo ir mirando al frente, ¿Por que se situa mirando hacia mi?.
mueve su brazo sobre mi hombro y se apoya en la puerta del vagon, su cuerpo queda mas pegado al mio y no deja de mirarme, aquella situacion me pone nervioso y solo acierto a sonreirla mientras ella sigue observandome y jugando conmigo, con mi nerviosismo. Con cada movimiento brusco del tren ella aprovecha para aproximarse un poco a mi o rozar mi hombro, mi brazo...Yo me quedo inmovil a ella parece que le gusta ese juego.
Por fin llegamos a nuestra parada se gira y de espaldas a mi, mucho antes de que el tren entre en la estacion y pare, hace un leve movimiento y pega su cuerpo, de espaldas, al mio. Noto su cabello, su trasero y su espalda pegada a mi, justo antes de salir, roza mi mano con la suya y desaparece entre el gentio, la pierdo de vista y dejo pasar aquello como si de una pequeña anecdota se tratara.

No volvi a pensar en ello, era una simple anecdota, una anecdota que me puso algo nervioso, son situaciones a las que no estaba acostumbrado. Me convenci de que aquello era una simple coincidencia y que no volveria a pasar.


De nuevo la semana, sigue ya por fin es viernes y termina todo, llevaba un par de dias sin encontrarme con la chica misteriosa, todo habia sido una pequeña anecdota y alli estaba yo una mañana mas, deseando que terminase la semana de nuevo en aquel vagon de tren, con la cara llena de legañas y mucho sueño a mis espaldas. La mañana transcurria como siempre, curvas, estaciones, gente y un monton de espaldas frente a mi.
Me sostenia sobre la pared, adormecido por el calor del suburbano cuando de repente, pense que era mi imaginacion, de nuevo senti aquel olor familiar, cerca de mi, levante la cabeza, de repente desperte, pero alli solo habia la espalda de siempre y la gente volteada como cada mañana. Al instante note que alguien me tocaba, alguien habia posado su mano sobre mi pierna, me gire despacio hacia mi izquierda y alli estaba ella, pegada a mi, a mi lado, mirando al frente, con su mano acariciandome y con una sonrisa picara en su cara. La mire y sonrei, solo acerte a disimular, no me podia imaginar que ella estuviera alli de nuevo.
Sin mirarnos, y con una sonrisa en la cara, ella subio por mi espalda con su mano, se acerco a mi, me rodeo con su brazo y su mano me acaricio, su boca se acerco a mi cuello y me beso levemente, nadie podia ver lo que alli estaba pasando, todos de espaldas, adormecidos o absortos en sus pensamientos, mientras ella, aprovechando mi estado inmovil, se dedicaba a aventurarse entre los huecos de mi abrigo, hasta que llegamos a nuestra parada y alli me quede viendo como ella de nuevo se perdia entre la gente para de nuevo no volverla a ver.

Llegue a la oficina, no habia casi nadie, y mas dandose la situcion de que era viernes, la gente suele salir
de fiesta los jueves y suele ser mas perezosa, cuesta mas levantarse tan temprano. Alli estaba yo, solo, decidi subir a por un cafe, me vendria bien. Subia en el ascensor, ya casi se me habia olvidado lo de la chica del metro, pensaba en el fin de semana y en volver a casa a echarme una buena siesta la semana habia sido dura.
Andaba por el pasillo cuando me acerque a la maquina de cafe, estaba solo, eche las monedas cuando de repente...una mano se posaba en mi cintura, era temprano y no supe reaccionar, me quede quito, pensando rapido, despues senti otra mano en mi hombro, aquella persona me dio la vuelta y casi sin reaccionar me beso, alli, delante de la maquina de cafe, no vi su cara, pero reconoci aquel olor, el olor que esa semana me habia acompañado en el metro ciertas mañanas, y que tan congelado me habia dejado. Un beso calido, lujurioso, y totalmente desprevenido.
Cuando termino su aboraje sobre mi, sin decir una palabra se insinuo para que la siguiera, no pense en hablar con ella, no pense en preguntar un porque, ni siquiera su nombre, ni que hacia alli.
Me limite a seguir su juego, ahora estaba mas calmado, podia controlar aquella situacion y tambien tenia ganas de jugar, la segui hasta donde me dijo, ella delante de mi, movia las caderas, me mostraba sus curbas su insinuante trasero.

Entro en el baño, no habia nadie, estaba en penumbra, apenas habian encendido la totalidad de las luces del edificio. Me agarro de mi camiseta y sumergiendome de nuevo en uno de sus besos, apoyando mi cuerpo sobre el espejo y empujandome contra uno de los baños alli mismo me deje llevar por la situacion. Acaricie su cuerpo con mis manos, con mis dedos y recorri su cara y su cuello con mi boca. Me deshice de su blusa sentia el calor de su cuerpo, acariciaba su pecho, terso, con una ropa interior sujerente que hizo que me dejase llevar aun mas. Ella no paraba de recorrer mi cuerpo con su boca, necesitaba poseerla. Adoptando la mejor postura en aquel estrecho cubiculo, senti por fin todo su calor, acompañado de sus movimientos, de sus curbas de la suavidad de su cuerpo, mis manos apretaban su trasero para seguir el compas de nuestros cuerpos mientras no podia dejar de besar su cuello y su pecho a la vez que me impregnaba de su olor, el olor con el que me habia obsesionado y por el que estaba alli en aquel instante. Habia perdido la cabeza, la situacion me habia desbordado y solo tenia mi mente y mis manos junto con el resto de mi cuerpo trabajando para ella, para aquella desconocida, cada centimetro de su cuerpo fue acariciado y besado. Cada parte de mi cuerpo sintio sus labios, la pasion de su cuerpo y las caricias de sus manos.

Tras terminar se despidio de mi con un beso, ese beso que hizo desbanecer toda cordura y que en ese momento estuviera alli abrochandome la camisa, la oficina vacia y mi cafe esperandome en la maquina al fondo del pasillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé cómo lo haces... pero te superas en cada relato.
Me encanta está fantasía, ha sido super sensual y érotico.

Muchos besos y por favor escribe más a menudo.

Anónimo dijo...

Te felicito, lo unico que falto para ser completamente real, es que
el usaba una camisa blanca de seda, apegada a su cuerpo, y de la que pude acariciar y besar mientras sus manos me apretaban a su cuerpo.
Hasta el dia de hoy conservo esa camisa conmigo, con su perfume a hombre y sudor del erotismo.

Atte.
Monica